Wednesday 21 April 2010

Monday 19 April 2010

Elegir, seleccionar, marcar.


Nueve o diez horas programando de forma intensiva a lo largo de una noche pueden dejarte la cabeza bien jodida.

El Burn consigue engañar al cuerpo muy bien, pero te deja en la boca una textura rugosa y desagradable. Todo programa orientado a usuario está formado por pequeños formularios intuitivos y sencillos encargados de recoger una serie de datos con el fin de procesarlos y generar una respuesta. Cuando programas en C++ utilizando el entorno Borland Builder todo se agiliza gracias a las herramientas de desarrollo. La opción on-click dispara un evento asociado cada vez que pulsamos un botón determinado de nuestro ratón.

Click. Un símbolo como los vistos que nos ponían las profesoras en preescolar aparece dentro de la casilla en blanco. Por unos momentos olvido todas las teorías de la abstracción procedimental y recuerdo que la mayoría de la gente ha llegado ya a su trabajo. Ya no hay atasco, los niños están en el cole. Los Audi A4 avant con sillitas infantiles en los asientos traseros ya no invaden las rotondas de mi ciudad dormitorio.

Click. Quiero coger el coche.

Una de las cosas que menos me gustan de las franquicias es que la comida nunca sabe igual en distintos establecimientos. Esta ley es extensible al café. Me vienen a la cabeza las normas de herencia múltiple con interfaces en Java mientras el camarero se acerca a mi mesa.

-Buenos días, ¿que va a tomar?
-Hola, buenos días. Café y dos tostadas, por favor.
-¿La leche la quiere entera o desnatada?
-Entera.

Antes de que formule la siguiente pregunta yo ya conozco las respuestas.

Click. Pan de molde.
Click. Mantequilla.
Click. No.

Evito sacar el ordenador portátil de mi bolsa Samsonite para no terminar conviertiéndome en el Rey Migraña. No se de donde sacaron esa historia de los cristales antirreflejo de las gafas. Tampoco se por qué tardan tanto en servirme un café, pero he conseguido desconectar por completo de las bases de datos con SQL y los formularios.
Ya viene el camarero.

-¿La leche la prefiere caliente o templada?
Que te den por culo, camarero. Vuelvo a conectar.
-Templada, por favor.

La mantequilla esta fría, cuesta mucho extenderla. Cojo el paquetito plateado y lo pongo junto a la taza del café para que se caliente un poco.

Pasemos a otra franquicia. Una salchichería. Pasemos a una situación social incómoda. El inconveniente de no ir nunca acompañado al cine es que no tienes escapatoria si te encuentras con alguien a quien no quieres ver a la salida. De alguna forma terminas sentado con esa persona en una mesa. Estoy a punto de que me acerquen una carta repleta de salchichas hechas a base de restos de animales variados. Quizá por la abundancia de símbolos fálicos en el entorno ella abre la boca.

-¿En que piensas?
-¿Que hora es?
-No llevo reloj.
-Pero llevas móvil.
-¡Que importa la hora que sea!, ¿Tienes prisa?
-¿Que importa lo que esté pensando en este momento?
- A ti nunca te ha importado nada.

Click. Dame una crisis emocional.
Click. Dame ausencia de explicaciones.

La carta es un formulario. Marco la opción que más probabilidades de cáncer de colon y peor aliento puede ofrecerme. Eventos on-click analógicos y con tinta para una gran X en vez de una V alargada. Sin resistencias. Sin condensadores.

La parte externa de la salchicha, lo que debería ser el intestino de algún animal, es de una textura tan plástica que los dientes de mi cuchillo penetran en ella con cierta dificultad. El polímero que sustituye a la tripa debe tener una estructura molecular parecida al poliparafenileno.

Click. Dame un Ka-Bar de hoja serrada.

Repaso mentalmente el proceso de templado de la hoja serrada de un Ka-Bar mientras la miro a los ojos. Estaba pensando en otra persona.